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Por: Vinatea & Toyama

Metodologías Ágiles: 4 beneficios de aplicarlas a la gestión humana

metodologías ágiles en RRHH

Las metodologías ágiles permiten no solo el poder generar de forma ágil productos o servicios innovadores, sino también hacer más eficientes los procesos internos.

Durante décadas, el desarrollo de proyectos se ha basado en el diseño de procesos estructurados, ejecutando cada etapa en forma de cascada. Es decir, cada momento debe estar precedido por otro, en una visión lineal donde los proyectos poseen un principio y un final. Sin embargo, hoy, en un mundo cambiante, en el que se necesitan soluciones innovadoras y disruptivas en todos los sectores, las metodologías ágiles han reemplazado a las aproximaciones más tradicionales, gracias a su enfoque flexible. Mientras que en el pasado cada cambio representaba un retroceso, en las metodologías ágiles los cambios son oportunidades para descubrir, redescubrir y rectificar el rumbo.

Por ese motivo, muchas organizaciones están aplicando estas metodologías, como Agile, Scrum, Kanban, Lean Startup, entre otras, para hacer más eficientes sus procesos internos. Es decir, sin importar si aplican tecnología o no, las metodologías ágiles se han convertido en una herramienta para transformar el modelo de gestión y acelerar la toma de decisiones. Por esa razón estas metodologías implican un cambio de cultura, incluso de pensamiento, porque representan una forma distinta de trabajar y organizarse. Si las metodologías tradicionales buscaban crear productos o servicios perfectos, las metodologías ágiles privilegian el ‘time to market’ y la mejora continua.

PRINCIPIOS FUNDAMENTALES

Kent Beck, el reconocido programador de software estadounidense, quien en los noventa acuñó el término “Métodos Ágiles” para redefinir aquellas alternativas a las metodologías formales de desarrollo de software, lideró en 2001 la publicación del “Manifiesto Ágil”. A decir de Beck, el manifiesto se basaba en cuatro principios fundamentales que deben tener en cuenta las organizaciones para para poder aplicar las metodologías ágiles:

✔  Valorar más a los individuos y sus interacciones que al proceso o las herramientas.

✔  Valorar más el método de trabajo que las aprobaciones previas al desarrollo.

✔  Valorar más la colaboración con las personas que la jerarquía o la burocracia.

✔  Valorar más la respuesta ante el cambio respecto que seguir un plan estructurado.

¿CÓMO SE APLICAN A LOS RECURSOS HUMANOS?

Para comenzar, el objetivo de las metodologías ágiles es poner al resultado por encima de las jerarquías, por lo que se requieren ciertos ajustes para empezar a aplicarlas, comenzando por reemplazar una estructura vertical por una más horizontalidad, no solo en el papel, sino principalmente en el ‘mindset’ de los líderes de las organizaciones. Gracias al trabajo colaborativo, donde el equipo prevalece por encima del líder que lo conduce, se podrá alcanzar un clima que motiva y estimula la innovación.

Bajo ese enfoque, se deben realizar 7 pasos fundamentales: 
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1. Crear un clima estimulante: para motivar a los trabajadores debemos retarlos, empoderarlos y permitirles participar en el logro de resultados.

2. Implicar a la alta dirección: los líderes de las organizaciones deben comprometerse con este enfoque, que implicará en algún momento el cambio de roles.

3. Procesos de identificación de potencial: a través de determinadas herramientas o dinámicas debemos poder identificar al personal con mayor capacidad de crecimiento.

4. Itinerarios de desarrollo segmentados: debemos poder adaptar los programas de capacitación y fortalecimiento profesional a la medida de los trabajadores con potencial.

5. Cambios de puesto: la movilidad laboral dentro de la organización es una potente herramienta de desarrollo, ya que introduce nuevos desafíos para el trabajador.

6. Visibilidad de oportunidades de desarrollo: debe haber una línea de carrera clara respecto del crecimiento profesional, que resulte estimulante para la persona.

7. Flexibilidad para el error: las metodologías ágiles se basan en el ‘loop’ de prueba, corrección y adaptación. Debemos promover que no haya temor de equivocarse.

Si podemos aplicar con éxito estas metodologías, significará que hemos podido hacer un cambio profundo en nuestras empresas, donde se planifica mejor el trabajo en equipo, se optimizan los tiempos para el desarrollo de tareas y se logra tener una estructura más ágil. ¡Suerte con el cambio!