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Por: Vinatea & Toyama

Reforma previsional: ¿parche o integral?

La pandemia ha desnudado la carencia de protección social en el país. La informalidad laboral y los muy bajos niveles de aseguramiento social han generado el colapso de hospitales públicos, de Essalud y clínicas privadas.

La asistencia pública es la única opción para atender a los trabajadores y sus familiares “sin seguro” y, al mismo tiempo, la carencia de un seguro de desempleo genera que el Estado se haya visto obligado a dar bonos y subsidios.  Y no se ha hablado de la falta de pensiones para los familiares directos ante la muerte de sus padres y hasta los casos donde ni siquiera hay recursos para un sepelio.

Solo uno de cada ocho peruanos tiene protección social completa. Tener seguro de salud, de pensiones y de riesgo, es un privilegio. Estos seguros permiten atenciones médicas, subsidios en periodos de invalidez y maternidad o de sepelio; asimismo, pensiones de invalidez, jubilación, orfandad y viudez; y, finalmente, cubren prestaciones y subsidios en casos de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.

Las iniciativas del Estado que se han gestado antes y durante la pandemia son aisladas, “parches” o que pueden hasta generar, en el caso del Congreso, la quiebra de los sistemas previsionales. De un lado, el Ejecutivo ha permitido retiros de fondos de las AFPs o inafectaciones a las aportaciones a Essalud, las AFPs y ONP que, a la larga, pueden desestabilizar el sistema previsional.  De otro lado, iniciativas del Congreso como devolución de aportes a la ONP, supresión de las AFPs o aseguramientos universales sin sustento, socavan un sistema nada integrado ni sostenible en el tiempo. Otro ejemplo es el caso de personas que aportaron menos de 20 años a la ONP y que no pueden acceder a una pensión dado que no cumplen con los 20 años de aportaciones. En este caso, el Congreso ha planteado la devolución de aportes, cuando lo que correspondería es una pensión proporcional al tiempo aportado.

El país necesita una reforma integral previsional, tal como lo recomiendan diversos estudios nacionales e internacionales.  En pensiones, un aseguramiento universal mínimo (que puede construirse sobre la base de “Pensión 65”), una contribución mínima obligatoria (las AFPs y ONP) y aportaciones voluntarias (AFP u otro sistema fondo individual). En salud, un seguro universal (organizado sobre el SIS), un sistema obligatorio (Essalud para dependientes e independientes) y un sistema voluntario (que puede reemplazar parcialmente a Essalud), de tal forma que exista una relación de complementariedad.

En general, se requiere fomentar, persuadir y hasta obligar el aseguramiento en salud y pensiones.   No tenemos una cultura previsional.  Curiosamente, el sistema peruano obliga a asegurar un auto cuando la persona lo compra con un préstamo. Si el auto se siniestra en un accidente y el piloto queda inválido, con el seguro se tendrá un auto nuevo, pero si el piloto no tenía seguro, no habrá pensión de invalidez. Si fallece, no habrá seguro de vida, pensiones para sus familiares ni menos cobertura en salud… solo tendrá un auto nuevo.

Artículo publicado en Diario Gestión.