Hay varios grupos de trabajadores afectados muy seriamente por la pandemia. Aquellos que han perdido el empleo durante esta cuarentena (se calcula casi 1 millón, entre independientes o dependientes, formales e informales), quienes fueron incluidos en los procesos de suspensión de labores (casi 300 mil, considerando los acuerdos de licencia sin goce de haberes) y los que están laborando (con reducción de sueldos, supresión de beneficios, etc., poco más de 3 millones de formales).
El impacto de la pandemia es tremendo. La más dura cuarentena y la caída del PBI más alta de la región han afectado seriamente al mercado laboral. Como diría el profesor español Alonso Olea, tener trabajo con seguro es hoy un bien escaso. La informalidad, el subempleo y el desempleo han crecido tremendamente.
El gobierno ha anunciado una propuesta para promover el empleo formal, en planillas. La iniciativa no solo es necesaria, es urgente. Este proyecto beneficiaría hasta 200 mil personas. El estado subsidiaría por seis meses parte de los sueldos de nuevos trabajadores que perciban hasta 2.400 soles (entre 55% y 17.5%), pero privilegiando a los jóvenes y la contratación a plazo indeterminado. Es un acierto promover a los jóvenes que han sido los más impactados, llegando a casi tres millones los “ninis” (ni trabajan ni estudian). Más adecuado aún es el fomento a la contratación de estables, sería la primera vez en el país que se privilegia con subsidios directos la contratación a plazo indeterminado. Es muy bueno que se comience a beneficiar las buenas prácticas, la apuesta hacia la contratación de estables.
La norma beneficiaría a todas las empresas afectadas por la crisis, las que deberán acreditar tener una caída en más de 30% de ventas en el bimestre abril-mayo comparado con el mismo bimestre del 2019. Consideramos que la norma podría incluir también a las empresas nuevas y a las informales, como un aliento para formalizar con todos sus derechos a los nuevos trabajadores que contraten.
También debería considerarse a los trabajadores que están suspendidos. Los subsidios fueron puntuales y no han alcanzado para las empresas que recién están operando y, peor todavía, aquellas que todavía no cuentan con la autorización para reactivarse. Una apuesta hacia programas de reconversión no puede dejarse de lado: bonos educativos para que los trabajadores más afectados puedan formarse en los nuevos requerimientos del mercado.
Adicionalmente, parece necesario regular la situación de los trabajadores de riesgo (vulnerables) que no pueden laborar en forma presencial ni remota pero continúan recibiendo sus sueldos. El Estado no puede imputar al sector privado los costos de una enfermedad común, aquí debería haber subsidios, permitir que se reduzcan los sueldos y/o que los trabajadores puedan ser considerados en suspensiones perfectas.
Ojalá que esta importante iniciativa del Estado pueda implementarse con prontitud. Lo importante y urgente siempre es prioritario. Y la recuperación del empleo formal y de calidad, lo es.
Fuente: Diario Gestión